domingo, 31 de enero de 2016

El ruido del Tiempo

Es cosa sabida que el comunismo es un pésimo lugar para vivir y, sin embargo, bastante generoso como fuente de inspiración literaria. Y ni siquiera hay que pasar por el incómodo trámite de haberlo vivido en carne propia. Como ocurrió con el inglés Orwell. O ahora con su compatriota Julian Barnes quien acaba de sacar su novela "The Noise of Time", una reconstrucción de la vida del compositor Dimitri Shostakovich bajo el totalitarismo soviético. Una buena novela no porque confirme el tópico de que las desgracias que produce ese sistema son idénticas con independencia de las diferencias nacionales, culturales o climáticas en el que se desarrolle. El valor de esta novela está en el cuidado con que se rastrean las disyuntivas por las que pasa allí cualquier persona con algo de sensibilidad y con un mínimo aprecio por su dignidad humana. Véase como botón de muestra este análisis de la cobardía [La traducción es -lamentablemente- mía]:
“Pero no era fácil ser cobarde. Ser héroe era mucho más fácil que ser cobarde. Para ser héroe sólo había que ser valiente por un momento –cuando tomabas el arma, tirabas la bomba, presionabas el detonador, acababas con el tirano y también contigo. Pero ser cobarde era embarcarse en una carrera que duraba toda una vida. Nunca podías relajarte. Tenías que anticiparte a la próxima ocasión en la que tenías que excusarte, titubear, rebajarte, familiarizarte con el sabor de las botas de goma y con el estado de tu propio carácter caído y abyecto. Ser cobarde requería una pertinacia, una persistencia, un rechazo a cambiar –que suponía, en cierta manera, algún tipo de coraje”

Los cálculos de Anteo

Irse de Cuba o quedarse en ella ha sido, más que una decisión, un dilema al que se ha enfrentado cada uno de los cubanos de las últimas tres o cuatro generaciones. Para mí, tan legítima puede ser una opción como otra. Pero qué decir de los que hacen de la decisión de quedarse una apuesta estratégica y convierten en acto patriótico lo que no es más que puro cálculo. Pienso sobre todo en los artistas ya curtidos en el delicado deporte de jugar con la cadena sin que el mono apenas se entere. Que convierten en heroísmo lo que no es más que cobardía bien administrada. Que asombran a los extraños porque creen, parafraseando a Silvio (más franco en este aspecto, habrá que reconocerlo) que lo dicen todo, que se juegan la vida.

¿Qué decir? repito. Bueno, nada que no quepa en un libro que se titule "Del oportunismo como una de las bellas artes". (Y luego te dicen en la cara que no se van por temor a que se les acabe la inspiración. Y hasta se inventan la teoría de que Cuba es un país tan especial que alejarse de él te afecta irremediablemente las capacidades creativas. Como si media cultura cubana no hubiera sido creada fuera de la isla. Como si la razón por la que no se van es para que sus tan limitadas audacias adquieran algún valor en el mercado internacional o en el doméstico. Y luego se encuentra uno con gente buena –joven o ya madura, da igual- y bien intencionada sugestionada por esta versión totalitaria y tropical del mito de Anteo). Lo que jode en fin, no es que se queden o se vayan. O que hagan o dejen de hacer. Lo que me jode es ese servilismo disfrazado de audacia. O esa cobardia que quiere pasar por patriotismo.

jueves, 28 de enero de 2016

El Apóstol y la bobería

Entre las mejores caricaturas que hizo Abela de su Bobo están las que hacen alusión a Martí con una soltura que luego, durante mucho tiempo se echó en falta, tradición que ahora recuperan, entre otros, Garrincha y Lauzán.



                                
-¿Recuerda, Apóstol, cuando usted encontraba agrio nuestro vino…?
-Sí que recuerdo…
-¡Bueno, pues si usted lo prueba ahora…!








miércoles, 27 de enero de 2016

El Lele (1944-2016)

Hace unos días falleció en La Habana Miguel Ángel Rasalps, cantante conocido como el Lele, fundador y voz principal de Los Van Van desde 1969 hasta 1972, grupo al que regresó brevemente en 1980.  También fue fundador de la igualmente formidable agrupación Los Reyes 73. Su abrupta desaparición de la escena cubana fue un misterio durante años que acrecentó la leyenda que lo acompañaba desde que le diera voz a los primeros éxitos de la orquesta más famosa del país. Luego de años de marginación, vicisitudes económicas y problemas de salud se marchó a Chile 1998 de donde regresó años después donde se le acogió con esa extraña generosidad con que en Cuba se recibe a los hijos pródigos: vuelta al redil a cambio de silencio. (Aunque ahora que lo pienso, no es tan extraña esa generosidad: al fin y al cabo es el mismo trato que debe haberle propuesto la Inquisición a Fray Luis de León). Ayer Granma daba al fin la noticia de su muerte expurgando, por supuesto los detalles más incómodos de su biografía. Antes que Ricardo Alarcón declare que el Lele nunca dejó de cantar en Los Van Van o nunca vivió en Chile me permito citar partes de una entrevista que le hiciera años atrás en Chile Miguel Cabrera Peña:

"Pero mi principal problema en Cuba fue que nunca quise pertenecer al Partido. Mi partido fue y será siempre yoruba... Por cierto, que tengo que hacer Obbatalá... Todo el mundo sabe que durante mucho tiempo tener creencias religiosas estaba prohibido". […] "Los coros que yo hacía, 'sin libertad no hay arreglo' o 'la libertad es el comienzo de la vida', 'me cansé de hablar', provocaron que varios jefes de núcleos del Partido me llamaran la atención. Yo creaba esos coros con la más absoluta inocencia política. El número Mañe, mañengo, que es una frase utilizada en el oriente del país y describe a personas descuidadas y mal vestidas, lo prohibieron porque decían que así se le llamaba a los que habían bajado de la Sierra. El estribillo y el título del número lo tuve que cambiar. Pasó a llamarse Baila que baila".[...]
"En el fondo, yo no caía bien. Mi integración política distaba de ser la que de mí se esperaba. Tampoco rechacé nunca a esas personas que viven en las fronteras de la marginalidad y que suelen seguir fielmente a las agrupaciones como en las que yo participaba. Ellos forman también parte del pueblo y poseen una tremenda intuición musical. Yo era como una tuerca que no encajaba en el engranaje".
Y se agrega en la entrevista:
En 1986 creó el grupo Jibacoa, que se disolvería cerca de los noventa. "En esta etapa me sancionaron porque no quise ir a cantar a Bayamo, donde ya había actuado anteriormente. En el mes de la sanción yo había sobrecumplido la meta que imponían los reglamentos de la institución cultural para el período. En todo caso correspondía una amonestación, pero me sancionaron, y luego me llevaron a un juicio laboral". Al promulgarse la ley que daba la posibilidad de retirarse a los 25 años de trabajo en el sector cultural, se acogió a ella, aunque el salario era lógicamente más bajo y no le alcanzaba para vivir. "Mi divorcio de la que había sido mi esposa por muchos años fue por esta etapa. Así, me vi con una jubilación insuficiente y en la calle". Durante tres años, y hasta que salió para Chile, vivió en campamentos en Alquízar, Quivicán y La Salud, donde trabajaba como obrero agrícola, bastante lejos de la capital. Se trata, en realidad, de empobrecidas poblaciones rurales. Cada quince días recibía pase, y entonces dormía en casa de sus hijos o de su compadre Alfredo —"a quien querré siempre"—, ex utilero en Reyes 73.
Al Lele no debe haberle extrañado la biografía retocada que le dedicara el Granma a su muerte. Ya en vida tuvo que soportarle a un entrevistador de la televisión cubana decirle en la cara “Siempre he querido preguntarle si fue una buena y sabia decisión haberse retirado". Recuerda aquel chiste que contaba -en los años en que los turistas españoles inundaban la isla un camarero le explicaba a uno de ellos que Hatuey fue un indígena que se dio candela por problemas personales:


sábado, 23 de enero de 2016

Almendras

A ese danzón tardío que fue "Almendra" hace años que estaba por dedicarle un post. Digo tardío por ese aire perfectamente clásico conseguido en 1938 por su autor, Abelardo Valdés cuando hacía rato la música cubana andaba encaminándose por otros rumbos. Un danzón que es para muchos El Danzón, ese que primero recuerdan cuando quieren invocar a un género que conoció su momento más alto a principios del siglo XX. “Yo cambiaría nuestro Himno Nacional por el danzón Almendra que tiene raíces más internacionales y además es bailable” dijo alguna vez el crítico Carlos M. Luis en una entrevista (aunque sin tomar en cuenta que Figueredo le había tomado prestado un compás completo a Mozart con quien no se puede competir en internacional aunque sí en bailable). “Almendra” ha tenido no poca suerte con sus innumerables versiones de las que les quiero ofrecer algunas.


Quería empezar con una grabación que no es la original pero el cuidado que puso el flautista Alberto Corrales muchos años después en tocarla hace que en nuestros oídos suene al origen de todas las cosas:


No estaría mal pasar entonces al arreglo de Chico O’Farril para big band:

O este de Orlando Valle “Maraca”

Y luego a este de la Latin Percussion Jazz Enssemble, grupo ocasional que reunía talentos como los de Tito Puente, Patato Valdés y Alfredo de la Fe:

O la de  Charlie Palmieri al frente de la Alegre All Stars

O del mismo Charlie Palmieri solo en casa:

Y para terminar esta versión funky del grupo colombiano Macondo de 1972 que me encanta por esa frescura intacta tantos años después:

jueves, 21 de enero de 2016

#TodosMarchamos

De todas las maneras en que la Plataforma ‪#‎TodosMarchamos‬ (una plataforma que incluye 16 organizaciones opositoras, desde UNPACU a EStado de Sats) recaba nuestro apoyo la más accesible y elemental es dar nuestra firma a un pliego de demandas básicas cuyo cumplimiento no traería la instauración de un régimen democrático en Cuba pero significaría un paso decisivo en esa dirección. Cuando hay apenas unas decenas de firmas valdría preguntarse ¿Por qué firmar algo a lo que sé de antemano que el régimen cubano no le hará caso? Propongo otro ejercicio. El de preguntarse ¿Vale la pena que me siga quejando de esto o aquello si no me atrevo a apoyar la iniciativa más elemental y menos exigente para intentar un cambio? O ¿Si todos los que estamos de acuerdo con lo que dice el texto damos nuestra firma al menos no tendríamos una idea aproximada de cuántos estamos a dar nuestra firma, de canalizar un mínimo de energía en esa dirección? Hagamos el experimento y ya sabremos a qué atenernos.
Demandas
La sociedad civil cubana busca poder hacer su transición a una democracia representativa, con un estado de derecho, pluralismo político, independencia de poderes ejecutivos, legislativos y judicial y respeto pleno de los derechos individuales y las libertades fundamentales.
-Exigimos la excarcelación incondicional, inmediata y la anulación de condenas de todos los presos políticos, así como un decreto de amnistía.
-Exigimos la derogación de leyes y artículos que vulneran Pactos Internacionales relacionados con el respeto a las libertades de expresión, asociación, sindicación, reunión, movimiento, conciencia, religión, económicas y culturales de cada cubano, así como el establecimiento de plenas garantías para el ejercicio de las mismas.
-Exigimos la eliminación de la figura de “peligrosidad pre-delictiva”, así como de todas las normas que puedan contribuir a detenciones, reclusiones arbitrarias y actos de hostigamiento y agresión que violen los acuerdos contraídos.
-Exigimos el restablecimiento de las garantías judiciales constitucionales.
-Exigimos una nueva ley que garantice el reconocimiento y la protección de la libre asociación, el pluripartidismo y garantías para la libertad de reunión. Asuntos relacionados con uniones y asociaciones sindicales pudieran ser modelados tomando en cuenta normativas establecidas por la Organización Internacional del Trabajo.
-Exigimos una nueva ley de medios que garantice el respeto al derecho a la libre diseminación y flujo de información.
-Exigimos una nueva ley electoral (restauración de la soberanía nacional).
GRUPOS Y MOVIMIENTOS EN #TODOSMARCHAMOS

Movimiento Libertad Democrática por Cuba
Partido por la Unidad Democrática Cristiana
Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo
Frente Nacional de Resistencia Cívica Orlando Zapata Tamayo
Movimiento Opositor por una Nueva República – Movimiento Democracia
Movimiento Damas de Blanco Laura Pollán
Movimiento Femenino por los Derechos Civiles Rosa Park
Partido por los Derechos Humanos de Cuba
Estado de Sats
Asociación de Presos y Expresos Políticos en Cuba
Coalición Central Opositora
Movimiento Nacional de Resistencia Cívica Pedro Luis Boitel
Alianza Democrática Oriental
Unión Patriótica de Cuba | UNPACU
Amigos de la Rosa Blanca
Comité de Atención a Familiares de Presos Políticos | CAAFP
[Si están de acuerdo pueden dejar su firma aquí]:

jueves, 14 de enero de 2016

Lo público y la cosa

Foto: Geandy Pavón
El crítico de arte y curador Dennys Matos me hace llegar dos preguntas sobre la crisis migratoria de los cubanos en Centroamérica para un trabajo que está realizando. Le he pedido permiso para publicar en mi blog las respuestas que quiero que sean parte del debate que se ha establecido desde hace rato sobre el estatus del régimen cubano actual y el de aquellos que huyen del país  (para regresar al año y un día, ya lo sé).
D.M: Más allá de las lógicas diferencias de espacio y tiempo, ¿cuáles crees tú que son aquellos elementos y circunstancias que acercan y aquellos que diferencian la crisis de los balseros en 1994 y esta que está teniendo lugar en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua?  
EDR: Las diferencias, como dices, son bastante obvias. Las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba se han transformando y también entre los dos países de manera que ahora la estampida hacia Estados Unidos coincide con cantidades cada vez mayores de norteamericanos visitando el país. O sea, estamos ante la paradoja cada vez más aguda de un paraíso turístico que es al mismo tiempo un infierno cotidiano para los nativos. Por otra parte la sociedad cubana ha cambiado. Más o menos igual de represiva en lo político ya lo es menos en lo económico. Este éxodo sin embargo nos habla claramente del poco éxito que ha tenido el régimen cubano en crear expectativas de prosperidad con esas reformas muy limitadas por otra parte. Si para cualquier emprendedor en el mundo los inicios de un negocio son siempre difíciles, en Cuba, un país estructurado para restringir la autonomía económica de su población, cualquier reforma sabe a poco.
Y hay más diferencias. Este éxodo es menos dramático que la crisis de los balseros en el 94 por dos razones principales. En parte porque la reforma migratoria ha creado un marco de expectativas distintas para los emigrantes que a diferencia del 94 se van con la idea de regresar tan pronto como puedan. Eso hace de su fuga algo menos definitivo, más contingente. Por otro lado la fuga, al darse a través de terceros países, fuera del alcance visual y sentimental de sus compatriotas supongo que tenga menos resonancia dentro del país, que no se está viviendo como el drama colectivo y sincrónico que se vivió la del 94. Incluso cuando en ese penoso éxodo las muertes y las situaciones horribles en general no han sido pocas.
Lo que iguala ambos éxodos es el régimen cubano que en cuanto composición, idea del poder y del control y uso de la población cubana sigue siendo más o menos el mismo. Un régimen al que los éxodos anteriores le han enseñado muy bien cómo utilizar a su propia población en fuga como instrumento de presión política. El gobierno norteamericano, distinto al del 94 y al del 80 actúa como si esto sucediese por primera vez. Y claro, en este tipo de intercambio las dictaduras veteranas siempre llevan las de ganar sobre gobiernos democráticos que nunca encuentran tiempo para aprender de sus errores.     
D.M: En mi opinión esta emigración es política y económica. Política porque en Cuba, donde hay un régimen totalitario que bloquea cualquier ejercicio de elección democrática, los ciudadanos no puede elegir a su gobierno, por tanto "eligen" irse. Económica, precisamente porque debido a la política económica totalitaria, el país se ve abocado a una crisis económica permanente. ¿Tú qué crees al respecto? 
EDR: El mantra del régimen cubano (porque no se trata solo del gobierno sino de su maquinaria de propaganda y hasta de la opinión de los compañeros de viaje) es decir que la Ley de Ajuste Cubano politiza a los emigrantes económicos para convertirlos en exiliados políticos. Pero no olvidemos que hubo un tiempo donde para ese mismo régimen todos los emigrantes eran políticos, como todo era eminentemente político en la sociedad: desde la economía hasta el deporte pasando por el arte (“un arma de la Revolución”) todo dentro de la sociedad existía en función del poder político establecido. Porque incluso la ideología –dicho sea de paso- era mero pretexto. Lo único importante fue siempre si le convenía al poder político de ese momento. Eso es lo que constituye un estado totalitario, más que la existencia de campos de exterminio y demás detalles con que lo asociamos aun  nivel más cinematográfico.
Ahora el régimen cubano actual es bastante más modesto, hasta el punto que se podría entrarse a debatir si todavía es un estado totalitario o ya empieza a transformarse en una dictadura de derechas de las de toda la vida solo que con retórica y apoyos de izquierda. Pero eso sí: conserva la misma lógica, los mismos instintos totalitarios aunque solo sea porque “Loro viejo no aprende trucos nuevos”, porque es lo que siempre les ha funcionado. En lo que sí ha cambiado es en la táctica. Sin dejar de pensar en términos totalitarios –esto es, en función de preservar la mayor cantidad de control político, social y económico posible- trata de “despolitizar” su discurso, de “normalizarlo”. Ya el régimen cubano no aspira a convertirse en “faro de América toda” como decía aquel famoso himno. Con conservar el poder, con sobrevivir como poder interno es suficiente. Pero para eso entiende que Cuba debe pasar de ser una anomalía latinoamericana  a ser un país “normal”. Y la emigración económica es parte de esa realidad latinoamericana así que el régimen no tiene problema en reconocerla como tal porque es parte de esa "normalidad". De lo que se trata ahora –y en eso el gobierno norteamericano, quizás hasta con las mejores intenciones del mundo, está haciendo una visible contribución- es de normalizar la anomalía que constituye una dictadura que acaba de cumplir 57 años. Pero no se quiere normalizar el país mediante una transición a la democracia sino haciendo que la percepción del régimen político sea más aceptable sin necesidad de dejar de ser dictatorial. 
Llegado a esa “normalidad” el régimen incluso se da el lujo de acusar a los demás de politizar una situación creada por él mismo. Primero, destruyendo el país y negándole –como dices- la posibilidad de prosperar al cubano promedio. Segundo, solicitándole a su mayor aliado político de la región, el régimen del nicaragüense Daniel Ortega, que obstruya el paso a los emigrantes y que convierta el tránsito de cubanos por Centroamérica rumbo a Estados Unidos desde Ecuador–tránsito que lleva ya varios años- en crisis visible. Y se da la paradoja de un régimen que se sirve de la desesperación de sus compatriotas (a quienes no ha intentado ayudar en medio de la crisis en los mismos días en que envía miles de dólares a los refugiados sarahuíes) como instrumento de presión política acusa a todo el que diga que las causas de la emigración cubana son primordialmente políticas de politizar el asunto. 
El cubano de a pie –literalmente, luego de recorrer caminando medio continente para llegar a los Estados Unidos- ha captado perfectamente la indirecta y se declara perseguido político a la hora de acogerse a la Ley de Ajuste y simple emigrado económico cuando se trata de regresar de visita a la isla. Y ese cubano en general no piensa en términos políticos –o sea, con autoconciencia de su situación- porque ya el castrismo le ha enseñado durante décadas que eso no lleva a nada bueno. Y entonces hace lo mejor que sabe hacer que es decir en cada momento lo que el otro –el que tiene poder de decidir sobre su situación- quiere oír. Por conveniencia y porque no sabe hacer otra cosa. Y la verdad es que a nivel colectivo no se les puede culpar de que no sepa comportarse más que como mero sobreviviente.

martes, 12 de enero de 2016

El Imperio Oblómov

Con la publicación de “El Imperio Oblómov” (Sevilla, 2014) la laboriosa carrera de Carlos Alberto Aguilera (La Habana, 1970) entra en un nuevo territorio, el de la novela. Empeñado hasta ahora en formas más o menos breves –poesía, relato, nouvelle, teatro- el terso y denso sistema Aguilera pasa a otra dimensión, a otras exigencias. Y no debe ser fácil, supone uno, aplicar ese sistema Aguilera (que supone ante todo un rechazo radical de los lugares comunes de la narrativa, de la lengua y por tanto, una total impredictibilidad de la escritura) durante las doscientas treinta y tres páginas que constituyen el libro. Pueden no parecer muchas páginas pero cuando uno de los escritores más distintivos y minuciosos de la lengua se decide a construir un imperio la cosa se pone inevitablemente seria.
De un tiempo a esta parte a los escritores cubanos suele definírseles de acuerdo a un diagrama en el que su perfil se dibuja de acuerdo a la tensión que se establece respecto a dos ejes: el eje Lezama y el eje Piñera. Pero ese sistema, que funciona para muchos, en el caso de Aguilera resulta completamente ineficaz. Si para definir un unicornio quizás nos pudiéramos valer de un caballo y un rinoceronte tales referencias se vuelven bastante ineficaces a la hora de definir a un delfín. Y Aguilera es, en este caso, el delfín. Tal vez, si hemos de buscar un ejemplar en el corralito cubano que vagamente nos recuerde el espécimen que aquí se está tratando de describir, lo más cercano sería Lorenzo García Vega con su escritura entrecortada e infatigablemente rebelde. Y fuera del corralito Thomas Bernhard con su rabia malamente contenida y su imposibilidad narrativa. (Si insisto en referirme a la cubanía de Aguilera no es con ánimo de encadenarlo al sitio del que parte su ficha biográfica sino porque su propio cuidado en evitar los modos, los temas, los tics discursivos que habitualmente se asocian a lo cubano hace aflorar con nitidez lo más esencial de la cubanía, una suerte de sintaxis nacional, incluso hasta como virtud).
De lo que se trata aquí es de construir un imperio. Y de deconstruirlo. Pero Aguilera para ello no se vale, como podía ser previsible, de una descripción (o una narración) analógica. No trata de describir su Imperio Oblómov como si estuviera hablando de otra cosa. Ni siquiera intenta hacerle un corte longitudinal a dicho imperio para que lo entendamos a lo largo de su estructura sino que lo corta en lascas y las separa unas de otras para que no se vayan a contaminar de sentido. Para que valgan y se entiendan por lo que son y no por lo que pretenden ser. Y lo que nos deja “El Imperio Oblómov” es la convicción de que todos los imperios, todo poder excesivo, no son más que una retahíla de obsesiones, mutilaciones, complejos y, por supuesto, de grandes dosis de violencia porque como se dice en algún sitio del libro “la violencia siempre genera futuro”. Este imperio es
Un imperio donde incluso lo muerto fuese en sí una construcción de vida. Un imperio donde el dolor no fuese más una experiencia desagradable, reumática, sanguinolenta, con garras y pezuñas encarnadas, que hubiese que esconder por debilidad o conflictos estéticos en alguna parte. Donde lo que hubieras hecho antes: lo que habías hecho, lo que te habían hecho, lo que nunca harías, ya no tuviese ninguna importancia.

Como el imperio que describe este es un libro desolador e inimitable en su tarea de desnudar la Historia de sus promesas y dejarla en su realidad esencial: la de dolor y frustración incrustados en el Tiempo pero un Tiempo que no se deja sobornar por el sentido o incluso la dirección (del pasado al futuro pasando por el presente). El Tiempo de “El Imperio Oblómov”, con sus repeticiones obsesivas, con su despiste constante al referirse a la otra Historia, esa que no sin sorna llamaremos “real”, se parece más a la eternidad salvo que en esta eternidad la gente efectivamente muere incluso de una manera más tangible de la que vive. (A esto obedece en no poca medida la dura y seca comicidad del libro). Donde otros repletarían las páginas con guiñitos, puyas personales o colectivas, alusiones locales o cierto tremendismo universalista “El Imperio Oblómov” opta con la aplicación sin descanso de la ilógica narrativa que conforma el libro sin apelar a ninguna muleta externa para hacerlo andar. Y es aquí donde se revela, de paso, –y esto no es poca cosa- el buen gusto y el buen carácter del autor. Y cuando digo “buen carácter” pienso en la definición que daba su dilecto Thomas Bernhard: “entiendo por buen carácter, sencillamente, un carácter insobornable”. 

domingo, 10 de enero de 2016

Rumores

Hoy Diario de Cuba publica una entrevista que le hice a Geandy Pavón a su regreso de Costa Rica. De ahí extraigo este fragmento. De ser reales dichos rumores sería la prueba más clara del origen de la crisis y las intenciones de que se empeore:
Al llegar a la frontera traté de cruzar, había una cola enorme de nicas, pero a mí me hicieron una seña para que me acercara. El oficial que me atendió me preguntó qué haría en Nicaragua, yo le contesté que solo quería tomar algunas fotos desde ese lado de la frontera hacia el lado costarricense. Me dijo de mala manera que para tomar fotos no podía cruzar.
Mi objetivo real era fotografiar a las tropas nicaragüenses, había escuchado en La Cruz que entre ellos había tropas especiales cubanas y quería acercarme para comprobarlo.
Me quedé del lado costarricense en el que un oficial de frontera me dio un sitio privilegiado para hacer algunas tomas del ejército nica.No puedo asegurar que había cubanos entre las tropas nicaragüenses, sin embargo vi rostros y ademanes típicos de los cubanos que me hacen sospecharlo. Pero es solo eso, una conjetura y no quiero asegurar algo sobre lo que no tengo pruebas.
De cualquier forma, todo parece indicar que esos rumores son fundados. En una visita de un alto funcionario del Gobierno de Costa Rica a uno de los refugios, tuve la oportunidad de preguntarle sobre eso y me dijo que era cierto. Para los cubanos refugiados que han tratado de cruzar la frontera es una realidad. Algunos me aseguraron haber escuchado el acento cubano entre las tropas cuando los deportaron a Costa Rica.
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viernes, 8 de enero de 2016

La saga del misil

Ahora aparece la noticia de que un misil norteamericano (con tecnología punta y suceptible de ser copiada por potencias como China y Rusia) apareció extrañamente en Cuba, fue incautado por las autoridades cubanas y no ha sido devuelto. Eso pese a que desde junio del 2014 sus fabricantes ya habían advertido que el arma estaba en la isla. Y uno, ingenuo, se pregunta cómo si es que desde dicha fecha se sabía que el misil norteamericano estaba en Cuba porque no se incluyó en el trueque por los 5(U3) Espias, Vaya, aunque fuera a cambio de los cinco dientes que le faltaban a Alan Gross.
Ya uno se puede imaginar en los próximos meses:
-Una campaña internacional bajo la consigna "Liberen al cohete" (pero apunten para otro lado).
-El misil apareciendo con cara de zombi ante las cámaras de la televisión cubana declarando que quiere quedarse en Cuba y hacer familia. Que ya tiene un hermano gemelo chino y otro ruso.
-A Silvio Rodríguez actualizando repertorio y grabando la canción "Misil contra misil".
-Al cohete por fin liberado con unos cuantos dispositivos de menos dando declaraciones a un programa norteamericano sobre cómo lo amenazaban con accionarle el mecanismo de autodestrucción si no colaboraba.
-El cohete viajando de vuelta a Cuba para la filmación de una nueva película de la saga de James Bond y hablando de la emoción que siente de ayudar al mejor entendimiento entre los dos países.