lunes, 14 de julio de 2014

El segundo hundimiento del remolcador

Inicio del artículo mío que ha sacado hoy Diario de Cuba:

Cuentan que el mayor motivo de orgullo del periodista Guillermo Cabrera Álvarez era que Fidel Castro lo llamara "el Guillermo Cabrera Bueno". El malo vendría a ser Guillermo Cabrera Infante, ganador del Premio Cervantes. El Bueno debía conformarse con la gloria de recibir a cada rato palmaditas en el hombro del propio Fidel Castro a cambio de servicios prestados a su causa, servicios que podían incluir la justificación de alguno de sus tantos crímenes. Dentro de estos, el más notorio fue su intento de convertir el hundimiento del remolcador 13 de Marzo en una suerte de suicidio colectivo.
Guillermo Cabrera, el Bueno, estaba lejos de manejar la sintaxis española con la maestría de su tocayo el Malo —y aquí entre nosotros, que no está bien hablar así de los muertos, era bastante chapucero—, pero al menos resultaba mucho más dúctil para empeños tan complicados como el de convertir a las víctimas en asesinos por negligencia y a sus verdugos en frustrados salvadores. Eso lo consiguió en ese punto más bajo de una carrera plagada de abismos que fue su artículo titulado "Una lección amarga para irresponsables", publicado el 23 de julio, o sea, a diez días exactos del hundimiento del remolcador. Dicho artículo estuvo diseñado para contrarrestar el efecto que había tenido el testimonio de una de las sobrevivientes difundido días antes a través de Radio Martí, la emisora enemiga. Ese fue el relato a través del cual se pudo conocer de primera mano el acoso de los tres remolcadores, el ataque con cañones de agua, las embestidas que terminaron por hundir el 13 de Marzo y las maniobras posteriores para intentar ahogar a los sobrevivientes.

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3 comentarios:

Nausea dijo...

Siempre hay gente dispuesta a cualquier bajeza a cambio de alguna ganancia. Siempre hay plumíferos dispuestos a vender sus plumas a las peores causas. Ya Martí tocó este tema hace bastante tiempo, aunque nunca sobra el desprecio por tal mezquindad.

Miguel Iturralde dijo...

Esa estrategia, la de torcer los hechos a conveniencia y hacer que los protagonistas digan que dijeron pero a la postre, no fue lo que dijeron, le ha funcionado siempre al régimen, desde el segundo juicio a Marquitos hasta nuestros días. Y los personajes como Guillermo Cabrera el Bueno hacen el rol de unos Cantinflas instruídos. Saludos.

Realpolitik dijo...

Palabras de Martí:

"Todas las tiranías tienen a mano uno de esos cultos, para que piense y escriba, para que justifique, atenúe y disfrace: o muchos de ellos, porque con la literatura suele ir de pareja el apetito del lujo, y con éste, viene el afán de venderse a quien pueda satisfacerlo. Por casa con coche y bolsa para queridas vende la lengua o la pluma mucho bribón inteligente."