lunes, 20 de abril de 2009

La Reforma Agraria, bah

Si no hay Guamá, Granma, el casabe del entretenimiento. Sobre todo ir a la sección de nacionales y abrir artículos con titulares contundentes como “Rolando escribe hoy su otra historia”. Rolando soñaba con cultivar la tierra pero no en un ocasional trabajo voluntario sino a tiempo completo, como un kulak de los viejos tiempos. “El día que disponga de un pedazo de tierra para ver cómo crece y retoña el fruto de mi esfuerzo, entonces sí será plena la felicidad, confesaba a familiares y amigos”.
Una pasión tardía si se tiene en cuenta que Rolando tiene 64 años. Y levemente subversiva luego de aquella Reforma Agraria de 1959 que debia satisfacer esos sueños por los siglos de los siglos. Pero había que tomarse su tiempo porque “antes de 1959 no valía la pena porque quienes nos explotaban recibían la "tajada grande" y poco o nada para los creadores de la riqueza”. Así que dejó pasar medio siglo y un par de reformas agrarias hasta que se le pasara el disgusto que da la explotación “aquellos tiempos de esclavitud enmascarada”. Mal deben andar las cosas. En mis años mozos se decía que el capitalismo era terrible y se hablaba de la condición feudal de los campesinos. Si ahora hay que llevar la metáfora del pasado hasta la esclavitud imagínense cómo debe andar el presente.
En cualquier caso la culpa la tiene “la crisis económica mundial” que no debe ser tan mala si ha conseguido que Rolando luego de cincuenta años reciba siete hectáreas de tierra aunque sea en usufructo. Pero tampoco se trata de darle gracias a la crisis. “La madre lo motiva y alienta con sabios consejos. ‘Todo lo que puedas hacer por esta Revolución siempre será poco’".
Sin embargo en medio del idilio aparecen sombras porque “molesta ver a hombres de todas las edades, jóvenes y fuertes, en pleno día, charlando en las esquinas y los parques. Ellos tienen una solución para todo, pero solo con la palabra. La acción se la dejan a otros. A la hora de criticar y reclamar supuestos derechos son los primeros y más exigentes.” Curioso país que produce jóvenes de todas las edades. Tipos que en las esquinas hablando seguramente de regresar a la esclavitud enmascarada.
Pero no. Para eso está Rolando, quien promete convertir la tierra que le han dado en usufructo “en un verdadero paraíso”. No está mal el sistema siempre que se amplíe. Por ejemplo, las 6.5 hectáreas de Rolando se pueden convertir en una isla de 114 000 km2 para cada uno de los cubanos. Pero habrá que tener paciencia. Posiblemente haya que esperar otros 50 años.

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